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Estados Unidos

Día 11. Puente de Brooklyn – One World Trade Center – Little Italy – Chinatown

Escrito por diciembre 15, 2018agosto 23rd, 2020Ningún comentario

Llevábamos 11 días en Nueva York y todavía no habíamos atravesado el puente de Brooklyn, por lo que teníamos que ponerle remedio. Madrugamos mucho para poder fotografiar la calle Washington Street sin nadie (esta calle es especial porque al fondo se ve el puente de Manhattan a través del cual se puede divisar el Empire State) y, tras hacer varias fotos, nos dirigimos al inicio del puente de Brooklyn para cruzarlo a pie. Durante el camino a Manhattan hicimos diversas paradas para inmortalizar la magia arquitectónica de este famoso puente colgante. Las vistas del skyline al fondo son, sin duda, lo mejor del paseo, una actividad gratuita y reconfortante que recomendamos hacer si viajáis a la ciudad de los rascacielos, ya sea andando o en bici.Una vez cruzado el puente, nos dirigimos al One World Trade Center para subir a su observatorio y ver Nueva York de nuevo desde las alturas. Este edificio, ubicado en el Lower Manhattan, se construyó años después del derrumbe de las Torres Gemelas, a causa de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, para reconstruir el dañado complejo financiero. Su altura es simbólica: 1776 pies, cifra que coincide con el año de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, la cual le ha convertido en el edificio más alto de Nueva York, tras superar al Empire State, y el sexto más alto del mundo. Desde 2015 se puede subir a las 3 últimas plantas del edificio, situadas entre los pisos 100 y 102, para disfrutar de una vista 360º de la ciudad. En estos momentos es el mirador más alto de Nueva York y tiene su encanto porque se pueden contemplar hasta 80 kilómetros en todas direcciones. Sin embargo, este observatorio no tiene parte exterior, lo que supone un gran problema para las fotografías porque hay que hacerlas tras los cristales.Cuando bajamos del rascacielos, hicimos una parada estratégica en un puesto de perritos calientes para reponer fuerzas y luego entramos en Century 21 para comprobar de primera mano los grandes descuentos que ofrecen estos grandes almacenes. Únicamente compramos una prenda de vestir, pero nos encantó ver las instalaciones y oír el murmullo de la gente en busca de chollos. ¡Algo fuera de lo normal!

Se nos hicieron las 14.00 paseando por todas las plantas de Century 21, por lo que ya iba siendo hora de ir a comer. Para hoy lo teníamos muy claro: no podíamos regresar a España sin haber probado el famoso sandwich de Pastrami, así que pusimos rumbo hacia Kat’s Delicatessen. No fuimos allí únicamente por los cientos de famosos que lo han visitado, tal y como demuestran las fotos que están colgadas por sus paredes, sino porque nos llamaba la atención que quien había estado allí siempre hablaba maravillas de su comida. No encontramos ningún comentario negativo, de forma que no podíamos fallar. Y desde luego que fue un éxito de comida: no solo nos hinchamos, sino que el famoso sandwich de Pastrami estaba delicioso, aparte de contundente.Suele decirse que todo el mundo tiene dos estómagos: uno para la comida y otro para el postre, y parece ser cierto porque, aun estando completamente llenos, no nos pudimos resistir a tomarnos un batido de la heladería New Territories, que se encontraba por ahí cerca y de la cual también habíamos oído hablar muy bien. El batido que nos pedimos estuvo espectacular y no sé todavía cómo fuimos capaces de terminarlo. Pero estaba tan rico que no podíamos dejarlo ahí.Para bajar la comida, no se nos ocurrió mejor plan que darnos un paseo hacia Downtown y recorrer los barrios de Little Italy, Chinatown, Soho y Greenwich Village. De estos cuatro barrios el que más nos gustó fue el de Greenwich Village por ver en él las típicas casas que salen en las películas con escaleras en la entrada. ¡Alucinante!Andando andando, llegamos hasta el Chelsea Market, un mercado similar al Mercado de San Miguel en Madrid, en el que puedes comer de los diversos puestos que hay instalados y también comprar fruta e, incluso, ropa o souvenirs. Nosotros compramos un poco de fruta para cenar y nos fuimos directos al hotel. Eran solo las nueve de la noche, pero el día había sido muy largo y al día siguiente queríamos volver a Central Park. ¡Hasta mañana!

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