El “track 107” de la Grand Central Terminal fue el punto de encuentro con el guía del tour “Contrastes” que teníamos reservado. Preparando el viaje nos llamó la atención la cantidad de blogs que recomendaban este tour y por eso nos animamos a hacerlo. De entre todas las opciones que se ofertaban, nosotros elegimos la de hacer el tour andando con un señor llamado Andrew, y desde luego fue todo un acierto hacerlo de esa manera y con él.
A lo largo de las ocho horas que duró el tour recorrimos los barrios de Nueva York menos transitados por los turistas como son el Bronx, Queens, Williamsburg y Brooklyn Heights. Manhattan es Manhattan, pero merece la pena conocer también ese otro Nueva York más tranquilo y donde conviven diferentes culturas.
A las cuatro de la tarde Andrew se despidió de nosotros en Dumbo, frente al skyline, donde nos hicimos una foto de grupo con las otras siete personas que nos acompañaron en la ruta. A esa hora ya nos encontrábamos muertos de hambre y con los pies reventados, por lo que, sin perder más tiempo, fuimos directos a Juliana’s Pizzeria a comernos una deliciosa pizza.
El postre lo pedimos justo al lado, en la Fábrica de Helado de Brooklyn. Los helados no son los peores que hayamos probado en nuestra vida, pero tampoco están para repetir, además de lo caros que eran.
Para rematar el día no se nos ocurrió nada mejor que ir al Rockefeller Center para disfrutar del atardecer desde el Top of the Rock. Desde lo más alto pudimos observar cómo la ciudad comenzaba a iluminarse, mientras el sol se escondía tras los rascacielos. El impresionante Empire State se encontraba ante nosotros totalmente iluminado y como telón de fondo, el One World Trade Center. ¡Parecía una postal! Las mejores vistas de Manhattan se tienen desde aquí, sin lugar a dudas.
Una vez que el cielo se oscureció, descendimos los 70 pisos del Rockefeller y volvimos caminando hacia el hotel. Pasear por las calles de Nueva York es indescriptible y algo obligatorio que tienes que hacer si viajas a la Gran Manzana. ¡Buenas noches!
