Viena es una ciudad con tantos museos, palacios y lugares que visitar que es verdaderamente difícil elegir los diez sitios que no puedes dejar de ver si vas a conocerla y tan solo dispones de dos o tres días. Los lugares que os proponemos son los que más nos conquistaron a nosotros cuando la descubrimos por primera vez y esperamos que a vosotros también os gusten.
1. Karlskirche
La Iglesia de San Carlos Borromeo es, en nuestra opinión, una de las más bonitas de la ciudad austríaca por el impacto visual que da nada más verla. Lo que más llama la atención de ella son sus dos columnas en la fachada principal, inspiradas en la Columna de Trajano en Roma, con decoración en espiral que representa escenas de la vida del mencionado santo. También ofrece mucho juego a los visitantes la pequeña fuente que tiene justo delante por las múltiples fotografías que pueden realizarse jugando con el reflejo del agua.
2. Palacio Belvedere
El Palacio Belvedere fue construido como residencia de verano del príncipe Eugenio de Saboya. Esta obra de arte barroca consta de dos edificios (el Belvedere Superior y el Inferior) que albergan hoy arte austríaco desde la época medieval hasta nuestros días. En Belvedere Superior se encuentra la mayor colección de cuadros de Klimt a nivel mundial, de la que destaca su famosa pintura El beso.
Este palacio no nos gustó tanto por dentro como sí lo hizo el Palacio de Schönbrunn porque de palaciego ya no tiene nada. Lo que sí nos maravillaron fueron sus jardines y contemplarlo desde el exterior, ya que el Belvedere Superior tiene una belleza sin igual.
3. Prater
El Prater es una popular zona recreativa de la ciudad de Viena que alberga el parque de atracciones más antiguo del mundo. El acceso a este recinto es gratuito y tan solo pagas la atracción en la que te quieras montar. Venir al parque es una visita obligada si viajas a Viena, independientemente de que no te guste subirte a ninguna atracción. Hay praderas con senderos tranquilos por los que hacer deporte, un estadio de fútbol, cafeterías, restaurantes, varios museos, como el Madame Tussauds, y con solo ver cómo se divierten los valientes que se atreven a subir al carrusel volador, al tren fantasma o a la noria de 60 metros de altura, que se ha convertido en el emblema de la ciudad, tú disfrutarás el doble.
4. Palacio de Schönbrunn
Esta antigua residencia de verano de los Habsburgo es en la actualidad uno de los principales edificios históricos y culturales de Viena. El palacio cuenta con un total de 1441 salas de estilo rococó, de las cuales 45 pueden ser visitadas. Aquí residieron en su día María Teresa I de Austria, el emperador Francisco José y la emperatriz Isabel, entre otros monarcas. Las estancias más atrayentes del palacio son la Gran Galería, donde tenían lugar los banquetes imperiales; el Gabinete Chino Oval, que usaba María Teresa para conversar privadamente con el canciller Kaunitz; o el Salón Chino Azul, en donde Carlos I abdicó en el año 1918. Recomendamos coger la audioguía para conocer mejor la historia del edificio y de la familia.
El parque del palacio de Schönbrunn se puede visitar de forma gratuita y en él se esconden impresionantes fuentes y estatuas, además de la espléndida Glorieta. Merece la pena recorrer los infinitos jardines si dispones de tiempo. Nosotros nos dimos un largo paseo, pero no pudimos recorrerlo entero porque también queríamos visitar otros sitios que se encuentran en esta área: el Museo de Carruajes Imperiales, el laberinto y la Casa del Desierto.
5. Palacio Hofburg
El Palacio Hofburg es un enorme conjunto arquitectónico que abarca desde los antiguos aposentos imperiales, pasando por la Biblioteca Nacional Austriaca y la Escuela Española de Equitación, hasta el despacho del Presidente de Austria. En la actualidad es el lugar más visitado de Viena y, desde luego, merece la pena acercarse hasta él, bien para disfrutar de los entrenamientos matinales de los caballos lipizanos, bien para recorrer el Museo Sisí y así poder comprender una pequeña parte de la intensa vida de la emperatriz. En esta visita también se pueden recorrer 19 habitaciones del que fue durante más de 600 años el lugar de residencia de los Habsburgo.
6. Catedral de San Esteban
Situada en Stephansplatz, la Catedral de San Esteban (Stephansdom) es el punto de partida ideal para los turistas que quieren conocer Viena pues está ubicada en el pleno centro de la ciudad. Se trata de una imponente construcción que fue edificada sobre las ruinas de una iglesia románica dedicada a San Esteban en 1147 y su estructura particular la convierte en uno de los monumentos más atractivos de Viena.
Lo que más destaca de la catedral es su gran torre de 137 metros de altura, construida con forma de aguja en estilo gótico, que puede verse desde casi cualquier rincón de la ciudad. Es posible subir a ella gracias a unas escaleras de caracol por las que se llega a un mirador desde el que se tienen unas vistas maravillosas de Viena. El interior de la catedral alberga los restos mortales de gran parte de los miembros de la familia Habsburgo y fue el lugar de boda y posterior funeral del magnífico Mozart.
Este edificio ha experimentado diversas reformas y ampliaciones, tanto en estilo gótico como barroco, debido a las guerras en las que Viena ha estado inmersa y tras los importante daños que sufrió durante la II Guerra Mundial, cuando un fuerte incendio la dejó muy dañada.
7. Donauturm
Situada en el parque del Danubio, en la orilla norte del río, la Torre del Danubio es una estructura de 252 metros de altura desde la que se puede contemplar gran parte de Viena. Desde su mirador no se tienen las mejores vistas de la ciudad, pero ofrece una perspectiva diferente. Además, cuenta con un restaurante giratorio.
Puede ser un inconveniente su ubicación ya que, al encontrarse algo retirada del centro, te obliga a tener que cogerte un autobús después de haber tomado primero un metro; sin embargo, es bastante agradable pasear por esta zona alejada del bullicio, donde, aparte de fabulosos parques, hay casitas muy monas para ver que te dejan con la boca abierta y también se encuentra la Oficina de las Naciones Unidas. Recomendamos ir al atardecer.
8. Jardín Burggarten
Muy cerca del Palacio Hofburg y la Albertina, se encuentra este curioso jardín donde descansa el monumento a Mozart, realizado por el escultor Viktor Tilgner. Es uno de los parques más visitados de Viena tanto por los propios vieneses como por los turistas ya que posee una situación privilegiada en pleno centro de la ciudad, a escasa distancia de lugares tan importantes como la Ópera o la Biblioteca Nacional, por lo que resulta muy cómodo y agradable acercarse hasta él para perderse por sus senderos y después realizar una visita cultural.
9. Biblioteca Nacional Austríaca
La Biblioteca Nacional Austríaca es una de las bibliotecas más bonitas que hemos visto en toda nuestra vida. El emperador Carlos VI encargó su construcción en el siglo XVIII para utilizarla como biblioteca de la corte. Posee unos ocho millones de libros y dentro de ella hay tres museos: uno sobre papiros, otro de globos terráqueos y uno más sobre el esperanto.
La Sala Imperial es su sala principal y tiene una longitud de más de 70 metros. El centro del Mitteloval lo ocupa una estatua de tamaño natural del emperador Carlos VI, realizada por los hermanos Strudel, que resulta imponente.
10. Las “playas de Viena”
En Viena no todo son palacios y museos, también existen lugares donde poder descansar y relajarse en un ambiente “playero”. Dos de esos sitios son Sand in the city o Strandbar Herrmann, que cuentan con cientos y cientos de toneladas de arena, hamacas, bares y una amplia zona en la que poder jugar a la petanca o al voleyball. Un buen plan para reponer fuerzas tras un intenso día de turisteo.