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Estados Unidos

Día 7. Madison Square Garden – Intrepid Museum – Empire State

Escrito por noviembre 17, 2018agosto 4th, 2024Ningún comentario

En nuestro séptimo día por Nueva York, ecuador de nuestro viaje, quisimos seguir aprovechando la visita a atracciones incluidas en el New York Pass, así que bien temprano nos dirigimos al Madison Square Garden. Este palacio de los deportes es uno de los más conocidos en todo el mundo, tanto por los partidos de la NBA y de hockey que se juegan en él, como por los grandiosos conciertos que allí se realizan. Tuvimos la gran suerte de poder hacer un tour guiado con un joven que nos supo transmitir la enorme afición que sienten los norteamericanos por el deporte en vivo, la misma que él sentía al contárnosla.

Durante la visita recorrimos los pasillos interiores del estadio, donde no faltaban los puestos de palomitas, de alitas de pollo y dispensadores de cervezas. Asimismo, pudimos disfrutar de las impresionantes vistas que ofrecen las suites ubicadas en las plantas superiores. Un lujo, por desgracia, al alcance de muy pocos.

A la salida cruzamos la calle y nos metimos en el Centro Comercial One Plaza para repetir en Shake Shack. Tan solo eran las 12 del mediodía, pero nuestra intención era comer pronto para aprovechar el día y visitar a continuación el Intrepid Museum.

Al llegar no sabíamos ni por dónde empezar de lo inmenso que es. Finalmente, seguimos este orden: primero hicimos un recorrido por la nave en la que se muestran los diferentes aviones que se han ido utilizando, después entramos en la sala de la nave espacial y, por último, bajamos al interior de un submarino.

Aunque necesitamos aproximadamente 3 horas para verlo, nos dejamos varias pantallas explicativas sin leer porque nos hubiera llevado más tiempo y a las 16.30 íbamos a coger un crucero por el río Hudson. De todas formas, nos gustó muchísimo y disfrutamos como los pequeños que allí había al poder interactuar y subirnos en varios aviones.

El paseo en barco nos vino muy bien para recuperar fuerzas y descansar los pies, ya que llevábamos 7 días sin parar de andar. Después nos fuimos al hotel a cambiarnos porque… ¡esa tarde veríamos anochecer desde lo más alto del Empire State!

Aunque ya habíamos subido dos días antes al Top of the Rock, nos volvió a impresionar la subida tan veloz del ascensor a lo más alto del edificio. En cambio, no nos impresionaron tanto las vistas porque desde aquí apenas se ve Central Park, situado al norte, y, si miras al sur, solo te encuentras la silueta del One World Trade Center, pero no la del Empire State, puesto que estás subido en él, por lo que tienes la sensación de que falta algo.

Si a esto le sumamos que decidimos pagar aparte, pues no estaba incluido en el New York Pass, la subida al piso 102, que costaba 20$ por persona y que, una vez allí, accedes a un cuarto minúsculo, con cristaleras, donde hay más gente que espacio y es imposible hacer fotos, diríamos que no merece la pena subir a este rascacielos, mientras que el Top of the Rock es el mejor mirador de la ciudad. De cualquier modo, el Empire State es el Empire State y no puedes regresar a casa si viajas por primera vez a Nueva York y no lo visitas.

Ya anochecida la ciudad, bajamos del rascacielos y para matar el hambre que nos había entrado fuimos a cenar a Buffalo Wild Wings. Nos pedimos una hamburguesa y un combo con palitos de mozzarella, patatas fritas y bolitas de pollo, y la verdad es que nos gustó bastante.

Después nos dimos un paseo por Times Square, como ya venía siendo costumbre, y nos recogimos pronto porque al día siguiente nos tocaba madrugar de nuevo. El cansancio ya empezaba a pasar factura y debíamos dosificar las fuerzas pues aún nos quedaba una semana de viaje. ¡Hasta mañana!

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