Hace unas semanas, tras terminar el Estado de Alarma, decidimos realizar una pequeña escapada por uno de los espacios naturales más impresionantes de la Región de Murcia: Sierra Espuña. Esta localización, que está apenas a una hora de nuestra casa, era muy desconocida para nosotros ya que solo habíamos realizado alguna excursión por allí con el colegio o alguna salida para hacer fotografías nocturnas.
Día 1
Llegamos por la tarde a nuestro alojamiento y, tras dejar nuestras pequeñas mochilas, nos dirigimos al Centro de Visitantes Ricardo Codorníu. Antes de realizar cualquier viaje buscamos toda la información en internet (páginas oficiales, blogs, etc.), aunque siempre visitamos estos puntos de información locales ya que nos pueden dar información complementaria y de primera mano. En nuestro caso, el guía del centro de visitantes, nos recomendó alguna ruta para hacer senderismo y varios sitios para comer cercanos a nuestro alojamiento.
Casi en lo más alto de la sierra, a unos 1400 metros de altitud, se encuentran los famosos Pozos de la Nieve, nuestra primera parada. En estas grandes estructuras circulares, datadas de finales del siglo XVI, se acumulaba la nieve para ser distribuida en forma de hielo a las distintas ciudades de la Región de Murcia. Nosotros nos acercamos al Pozo de Cartagena (se nombraban en función de la ciudad a la que abastecían), ya que es el que se encuentra en mejor estado y tiene la cúpula restaurada.
Tras este breve paseo, nos montamos en el coche para realizar una pequeña ruta en busca del mejor mirador de la zona. Entre los que vimos podemos destacar el mirador del Collado Mangueta, el mirador del Collado Bermejo o el mirador de la casa rosa. Para cenar nos acercamos a la ciudad de Totana, a poco más de 10 minutos de nuestro alojamiento, para probar una de sus pizzerías más famosas: La Tre Sorelle. Sin ser la mejor pizza que hemos probado, fue un sitio que nos gustó mucho en relación calidad-precio (las pizzas no superan los 8€). Apenas entrada la noche, pusimos rumbo a los Jardines de La Santa, nuestra base de operaciones durante todo el fin de semana.
Día 2
Muy temprano nos pusimos en pie para ir hasta el área recreativa La Perdiz y hacer una de las rutas más clásicas y populares de Sierra Espuña: la ruta del Valle de Leiva – Collado Mangueta (PR-MUR 57). Siguiendo las marcas blancas y amarillas, nos adentramos en la Senda del Dinosaurio, senda familiar en la que destaca un pequeño puente colgante, hasta llegar al camino forestal del Valle de Leiva, por donde cruzamos y pudimos disfrutar de las impresionantes vistas del barranco, pese a que la niebla cubría parte de su cima.
Seguimos caminando hasta alcanzar el Collado Blanco. Desde aquí se tienen unas vistas del valle espectaculares, aunque nosotros no pudimos verlas por completo ya que se metió un banco de niebla bastante denso. Dada esta situación, y que nos habíamos equivocado en un desvío realizando algún kilómetro de más, decidimos no continuar la ruta por si la cosa iba a peor. Nos quedó por realizar el último tramo hasta los Pozos de la Nieve de Murcia, pero ya os garantizamos que volveremos para completarlo. Una de las cosas que más nos gustó del recorrido, aparte del camino en sí que es muy bonito, fue ver a numerosas especies de mariposas pese a no estar en primavera.
A la vuelta, porque este camino es lineal, pudimos disfrutar de las vistas del barranco de Leiva en todo su esplendor ya que la niebla se había disipado. Salvando las distancias, nos recordó a ‘El Muro’ de Juego de Tronos. El total de la ruta es de casi 8 km, con un desnivel de 635 metros y un tiempo estimado para recorrerlo de 3 horas (sin paradas). Tened en cuenta que esto solo sería la ida, por lo que si el coche lo dejasteis en La Perdiz hay que sumarle otras 3 horas para la vuelta.
Hasta donde nosotros llegamos, el camino es bastante sencillo y creemos que cualquier persona con unas condiciones físicas mínimas podría realizarlo. Si queréis ver únicamente las paredes del barranco de Leiva, contad con un par de horas de ruta (1 hora para ir y otra para volver).
Llegó la hora de comer y fuimos al restaurante de los hermanos Mandola, gracias a la recomendación que nos dieron el día anterior en el centro de visitantes. ¡Acierto total! Es un lugar muy familiar cuya especialidad es la carne a la brasa. Nosotros, además de par de entrantes, pedimos como plato fuerte un solomillo y un entrecot, que estaban muy ricos. A nosotros siempre nos gusta jugar al “precio justo sin pasarnos” cuando va a llegar la cuenta y esta vez no acertamos ninguno, ni de lejos. Para que os hagáis una idea, el solomillo costó 10€ y el entrecot, 13€. ¡Superbarato!
Por la tarde, tras una pequeña siesta, nos dimos un buen baño en la piscina del hotel para intentar recuperar fuerzas de la ruta que habíamos hecho por la mañana. Teníamos prevista otra ruta para la tarde, pero estábamos tan reventados que nos quedamos paseando por los alrededores del alojamiento.
Por la noche decidimos cenar en el restaurante de nuestro hotel en vez de ir en busca de otro sitio y… ¡Vaya acierto! El menú, que no lo consideramos muy barato (20€/persona, bebida no incluida), nos sorprendió por la cantidad y la calidad, pues parecía un menú similar a los que se ofrecen en eventos especiales (primer plato, segundo plato, pan y postre). Antes de que llegase la medianoche nos fuimos a dormir porque estábamos supercansados y al día siguiente nos esperaba una nueva ruta.
Día 3
Volvimos a madrugar, esta vez para hacer una ruta bastante más sencilla y tranquila que la del día anterior. Durante la ruta de las Alquerías (SL-MU 2), que no llega a 4 km y tiene un desnivel de 140 metros positivos y otros 140 metros negativos, atravesamos un bosque de pinos, extensas superficies de matorral, ramblas y alguna que otra zona de cultivo. Un paseo muy agradable para hacer con toda la familia en aproximadamente una hora.
Nuevamente en el hotel, decidimos darnos el último baño de nuestra estancia en la piscina. ¡Lo mejor es que estuvimos solos! Tras reponer un poco de energía, hicimos las mochilas y pusimos rumbo hacia nuestro último destino de esta escapada: los barrancos de Gebas, aunque antes de irnos subimos al mirador del Corazón de Jesús, que lo teníamos muy cerca de nuestro hotel.
Los barrancos de Gebas se conocen como badlands (“tierras malas”) y se localizan entre Alhama de Murcia y Librilla. Se caracteriza por ser un paisaje subdesértico que contrasta con las aguas azul turquesa del embalse de Algeciras. Cuando estás en uno de sus miradores y contemplas este particular paisaje parece como si estuvieras en la Luna, pero sin haber salido de la Tierra. ¡Es impresionante!
Hasta aquí llega nuestra escapada por Sierra Espuña, todo un descubrimiento y que recomendamos 100%. Nosotros estamos seguros de que volveremos para seguir descubriendo nuevas rutas de este entorno natural tan espectacular. Esperamos que te haya gustado esta entrada y, si visitas este lugar, no dudes en compartir tu experiencia con nosotros.