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Viena

Excursión a Bratislava

By febrero 9, 2020mayo 10th, 2020No Comments

Aprovechando nuestro viaje a Viena, decidimos hacer una excursión de un día a Bratislava para conocer lo más importante de la capital eslovaca ya que habíamos leído que es lo suficientemente pequeña como para visitarla en un solo día o en unas pocas horas. 

Viena a Bratislava

Desde Viena salen continuamente trenes a Bratislava y el trayecto dura poco más de una hora. El precio del billete ida y vuelta no llega a 20 euros, por lo que resulta bastante asequible esta excursión si te la preparas por tu cuenta. Os recomendamos que lo compréis en la propia estación ya que, cuando lo buscamos por internet, los precios eran un poco más caros.

Una vez llegas a la estación de tren de Bratislava, tienes dos opciones: puedes ir directamente al centro (a pie solo se tardan unos 20 minutos) o empezar el recorrido como nosotros hicimos subiendo una colina que queda a la derecha de la estación donde se encuentra el monumento Slavín, un cementerio militar que se construyó en homenaje a los soldados del ejército soviético que fallecieron en la liberación de Bratislava durante la II Guerra Mundial.

Este memorial está situado justo en la cima de la colina, lugar desde el cual se obtiene una fantástica panorámica de la ciudad que después vas a visitar, y se encuentra rodeado de lujosas residencias y embajadas. Es un sitio algo retirado y sobrecogedor, pero que recomendamos ver en primer lugar para tomar conciencia de la historia cercana de la ciudad.

Castillo de Bratislava

Tras esta primera parada, pusimos rumbo al Castillo de Bratislava, símbolo de la ciudad y del país. No entramos dentro porque la visita dura unas dos horas y queríamos recorrer el casco antiguo e ir en busca de las famosas estatuas callejeras, pero igualmente merece la pena llegar hasta aquí dado que tiene unos miradores con muy buenas vistas al Danubio y al centro.

Catedral de San Martín

A continuación, bajamos por las estrechas calles con pendiente que llevan al casco antiguo hasta dar con la Catedral de San Martín. Esta iglesia gótica del siglo XV es conocida principalmente por ser la iglesia de coronación del Reino de Hungría, hecho que se rememora en su torre, que está rematada con una corona dorada apoyada sobre un cojín. Como se puso a diluviar de repente, no pudimos contemplarla mucho tiempo desde fuera, así que nos metimos corriendo en su interior; no obstante, la iglesia es mucho más interesante por dentro ya que hay coloridas vidrieras y también se encuentran las tumbas de algunos nobles húngaros.

Staré Mesto

Cuando la lluvia nos dio tregua, salimos al exterior y seguimos nuestro camino hacia Staré Mesto, la ciudad vieja. En esta zona, que abarca unas cinco o seis calles, se encuentran los principales atractivos turísticos de Bratislava, los cuales son el Ayuntamiento Viejo, la Puerta de San Miguel, la Plaza Hviezdoslav y, cómo no, las estatuas de Schöne Náci (calle Rybárska brána), un elegante hombre vestido con frac, con cachaba y sombrero de copa; de Cumil (entre las calles Rybárska brána y Panská), el bonachón trabajador que se asoma por la alcantarilla; del soldado del ejército de Napoleón inclinado sobre un banco (situada en Hlavné námestie, la Plaza Mayor) o del escritor Hans Christian Andersen (calle Hviezdoslavovo). Este recorrido, sin contar las paradas para hacer fotos, puede realizarse en una media hora aproximadamente dada la cercanía entre todos los lugares.

Fue una verdadera lástima no poder ver la famosa estatua del paparazzi, que era una de nuestras favoritas, debido a que la habían trasladado de sitio: antes se encontraba en pleno centro, en una esquina de la calle Laurinská, pero en la actualidad descansa en el restaurante del observatorio UFO, llamado así por tener forma de ovni. Estuvimos tentados a subir simplemente por ver esta estatua, pero cuando nos dijeron que la entrada para subir al mirador costaba 7,40 € lo descartamos porque nos pareció excesivamente caro.

Hora de comer

Llegó la hora de comer e hicimos un alto en el camino. Por la calle Michalská hay infinidad de sitios donde poder probar comida típica eslovaca y, como todos estaban igual de llenos, paramos en uno que tenía justo una mesa libre en la terraza. Se llamaba Slovenský Dom y todos los platos que probamos estuvieron deliciosos, tanto el halušky (una comida hecha con harina y patata parecida a los gnocchi) como el hovädzí guláš (estofado de ternera), y el precio no fue excesivamente caro.

Iglesia de Santa Isabel

Después de comer nos recorrimos un par de veces más la ciudad vieja para intentar fotografiar los monumentos sin gente y a continuación decidimos alejarnos del centro con el deseo de visitar la famosa Iglesia Azul: la Iglesia de Santa Isabel. Desgraciadamente, no tuvimos la suerte de que estuviera abierta para poder verla por dentro, pero solo con admirarla por fuera y fotografiar su belleza ya mereció la pena el largo paseo que nos habíamos pegado.

Esta iglesia modernista se encuentra concretamente en la calle Bezručova. Construida entre 1909 y 1913 y diseñada por el arquitecto húngaro Ödön Lechner, se caracteriza por su fachada de color azul pastel y por la cubierta vidriada del tejado. Este templo es elegido por los bratislavos para la celebración de bodas y bautizos.

Sad Janka Kráľa

Ya iba haciéndose la hora de regresar a Viena, pero no queríamos dejar de pasear junto al Danubio, por lo que cruzamos el puente Starý Most hasta llegar al bellísimo parque Sad Janka Kráľa. Nos resultó una auténtica delicia caminar por sus senderos y disfrutar del oasis de paz que parece este sitio.

Realmente, es un parque que está muy bien cuidado, tiene mucha vegetación, árboles de diferentes especies, y resulta entretenido ir en busca de los elementos del zodiaco que hay diseminados por las 42 hectáreas que lo conforman.

Tras unos veinte minutos de paseo, salimos del parque a la altura del SNP Bridge para regresar al casco histórico y, de ahí, a la estación de tren. Bratislava nos pareció todo un descubrimiento, una ciudad preciosa, con gente sonriente a cada paso y dispuesta a orientarte si te has perdido.

Sin duda, recomendamos 100% esta excursión de día si te encuentras en una ciudad europea cercana. ¡Seguro que te enamorará!

EscribiendoViajes

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