Skip to main content
Praga

10 lugares imprescindibles de Praga

Escrito por marzo 15, 2020Ningún comentario

La capital de la República Checa lidera siempre los rankings de las ciudades más bellas de Europa, y no es de extrañar. De los destinos europeos que hemos visitado hasta la fecha, Praga nos encandiló nada más llegar por el marcado ambiente medieval que la envuelve y terminó de conquistarnos cuando conocimos más a fondo su historia y el importante papel que jugó en ella el pueblo checo.

La apodada ‘ciudad de las Cien Torres’ tiene multitud de atractivos que ver, pero, si dispones de poco tiempo para visitarla, te recomendamos apuntar los que para nosotros son los 10 lugares que merece la pena no perderse.

1. Puente de Carlos

Sea cual sea la calle laberíntica por la que te pasees, siempre acabarás desembocando en este famoso puente que conecta los barrios de Malá Strana (Ciudad Pequeña) y Staré Město (Ciudad Vieja) sobre el río Moldava. Da igual la hora a la que lo cruces porque siempre estará abarrotado de gente echándose fotos con el Castillo de Praga al fondo, pidiendo a algún artista que le realice una caricatura o disfrutando de las 30 estatuas situadas a ambos lados del mismo. 

Este puente, el segundo más antiguo conservado de la República Checa, tiene 520 metros de largo, 10 de ancho y se apoya sobre 16 arcos. Recibe el nombre de su creador, Carlos IV, que puso la primera piedra el 9 de julio de 1357 a las 5:31 de la mañana para sustituir al Puente de Judit, que se destruyó por una inundación. Hay una bonita historia alrededor de este acontecimiento pues la fecha y la hora elegida no fueron una casualidad. Si se colocan los números en el siguiente orden: 1357 (año) 9 (día) 7 (mes) 531 (hora), forman una secuencia capicúa, un número mágico.

Muchas de las esculturas que se ven durante el recorrido son copias ya que a partir de 1965, por razones de conservación, se decidió reemplazar las originales por réplicas, aunque aquellas pueden verse en el Museo Nacional de Praga y también en Vyšehrad. La estatua más antigua sobre el Puente de Carlos y una de las más buscadas por los turistas es la de San Juan Nepomuceno, terminada en el año 1683 por Juan Brokoff y que representa al mártir de quien se dice que, tras negarse a la petición del rey Venceslao IV de revelar los secretos de confesión de su mujer, fue arrojado en el año 1393 al río Moldavia. El lugar donde fue echado el santo al agua está señalado por una cruz arzobispal de latón colocada en la barandilla. Según cuenta una leyenda, si se pone la mano sobre la cruz de modo que cada uno de los dedos toque una estrella, se cumplirá un deseo. La gente toca también el relieve de un perro que hay en el pedestal de la estatua (representa la fidelidad) porque, según otra leyenda, si lo haces, volverás a Praga. También es conocida la estatua del caballero Bruncvík, a pesar de que no se halla dentro del puente, sino fuera. 

2. Plaza de la Ciudad Vieja

El centro de la vida praguense se organiza en torno a Staroměstské náměstí, la plaza de la Ciudad Vieja. Este es el punto de encuentro o lugar desde donde empiezan la mayoría de tours, salen los autobuses turísticos… Y, además, se trata de un lugar de gran belleza arquitectónica pues la plaza está rodeada de importantes edificios históricos y llenos de interés entre los que destacan la Iglesia de Nuestra Señora de Týn, la Iglesia de San Nicolás y el Ayuntamiento de la Ciudad Vieja.

En el centro de la Plaza de la Ciudad Vieja destaca el monumento dedicado a Jan Hus, un líder protestante del siglo XIV que murió quemado en la hoguera y en cuyo honor se erigió este conjunto escultórico en el 500 aniversario de su muerte (en 1915). 

Pero el protagonista indiscutible de las visitas a esta plaza es el fantástico reloj astronómico que cada hora en punto ofrece un espectáculo único: las figuras autómatas de doce apóstoles desfilan por sus ventanas ante los aplausos de cientos de turistas. ¡Esto es algo que no te puedes perder!

3. Cementerio judío

Situado en Josefov, fue durante más de 300 años el único lugar donde estaba permitido enterrar a los judíos en Praga. El cementerio se creó en 1439 (según data la primera lápida de Avigdor Karo) y, aunque fue creciendo a lo largo de los años, no se extendió todo lo debido y por esa falta de espacio los cuerpos se fueron enterrando unos encima de otros (llegando a más de 10 apilados). A día de hoy se pueden ver más de 12.000 lápidas y se estima que hay más de 100.000 cuerpos enterrados. Desde luego, es el lugar más impactante de la ciudad, pero necesario de descubrir porque representa una parte importante de su historia. 

4. Torre de la Pólvora

En la Ciudad Vieja se encuentra uno de sus monumentos más antiguos y emblemáticos: la Torre de la Pólvora, una construcción gótica que desde la Edad Media y durante varios siglos fue una de las trece puertas de entrada a la ciudad.

En su origen, la Torre de la Pólvora estaba adosada a la muralla que rodeaba la ciudad para protegerla. La construcción de la torre comenzó en 1475, casi un siglo después que su vecina la Torre de la Ciudad Vieja. Aunque para diferenciarla de esta última fue llamada Torre Nueva, en el siglo XVIII la torre empezó a utilizarse como depósito de pólvora, por lo que a partir de entonces se la empezó a llamar con su denominación actual.

Su arquitecto fue Mathias Rejsek, artífice también de la decoración con estatuas que presenta la torre, y tiene 65 metros de altura.

La torre quedó prácticamente destruida con el incendio de 1541, siendo reconstruida poco después. Con los ataques del ejército prusiano durante el siglo XVIII volvió a sufrir daños, pero en el siglo XIX fue definitivamente restaurada gracias al arquitecto Josef Mocker.

Recomendamos acceder al interior de esta torre ya que, además de albergar una breve pero interesante exposición sobre la ciudad, puedes obtener muy buenas vistas de Praga desde la galería superior. Eso sí, primero hazte a la idea de que tendrás que subir unos 200 escalones.

5. Petřín Observation Tower

La atracción más visitada del Monte Petřín es su torre de observación, la cual recuerda bastante a la famosa Torre Eiffel. También es de hierro, aunque la de Praga es bastante más baja (tiene solo 63 metros de altura), pero al estar sobre la colina en que se asienta el parque permite obtener una fantástica panorámica de la ciudad a más de 200 metros sobre Praga. Desde arriba se puede contemplar el Castillo, la Ciudad Vieja, el río, el barrio de Malá Strana…, y de noche las vistas son inigualables.

Para acceder a la torre hay que pagar entrada y subir a pie unas cuantas escaleras, pero el esfuerzo merece la pena. ¡Ya verás! No obstante, si no puedes subir a pie, no hay ningún problema: disponen de ascensor.

Para llegar al Monte Petřín nosotros cogimos el funicular que sale de Újezd, aunque también es posible llegar dando un paseo.

6. Museo de la Guerra Fría

Este museo se encuentra en el sótano del lujoso hotel Jalta, concretamente en el antiguo refugio nuclear que fue construido por los comunistas no solo para sus dignatarios, sino también para los altos representantes del Pacto de Varsovia. En realidad este refugio, a diez metros por debajo del suelo y hasta 1989, fue utilizado por el Servicio Secreto Checoslovaco, que espiaba a los huéspedes occidentales del hotel.

Hay espacios del refugio que a día de hoy son inaccesibles para los visitantes, pero en las salas que pueden visitarse se encuentran exposiciones sobre los guardias fronterizos y aduaneros, la seguridad pública, las enfermerías, las escuchas telefónicas y los equipos militares de comunicación por radio, donde es posible practicar, por ejemplo, el código Morse.

A nosotros nos pareció una visita muy interesante y amena pues pudimos probarnos réplicas de uniformes e, incluso, reptar por la salida del refugio que conecta con la Plaza Wenceslao. Esta visita guiada se hace en inglés, pero la recomendamos 100%.

7. Iglesia de San Cirilo y San Metodio

Bajo esta iglesia se encuentra la cripta de San Cirilo y San Metodio, dedicada al comando encabezado por Jan Kubiš y Jozef Gabčík que organizaron el asesinato del oficial nazi Reinhard Heydrich, uno de los hombres más temidos del Tercer Reich, en 1942. Los héroes checos se refugiaron en la cripta casi tres semanas en unas condiciones infrahumanas hasta que fueron delatados y la Gestapo desplegó 360 miembros del batallón de guardia de las SS para intentar capturarlos. Todavía hoy pueden verse algunos orificios producidos por las armas alemanas en el asedio a la iglesia bajo la placa conmemorativa situada en la parte exterior de la cripta.

Impresiona muchísimo entrar al panteón en el que se encuentran las tumbas de estos héroes de Praga, acompañadas de un busto de cada soldado, y donde siempre hay flores, banderas checas y mensajes escritos por el pueblo recordando esta historia con admiración.

8. Vyšehrad

Aunque está un poco alejada del centro, no puedes irte de Praga sin visitar la fortaleza de Vyšehrad. Está situada al sur de la ciudad nueva (Nové Mesto) sobre una colina que tiene una ladera escarpada en la orilla derecha del río Moldava junto a la desembocadura del río Botic. Fue el segundo castillo fundado por los Premislidas en el siglo X, aunque ha sido renovado y ampliado posteriormente. 

Dentro del recinto se halla la iglesia de San Pedro y San Pablo, así como el cementerio en el que están enterrados numerosos artistas, científicos y políticos praguenses. El mayor atractivo del lugar, sin embargo, es la Sala Gorlice, el espacio subterráneo más grande del área de Vyšehrad que tiene 330 metros cuadrados y una altura de 13 metros, dio cobijo a las tropas de la ciudad y custodiaba las provisiones y las municiones. Se reconstruyó y se hizo accesible al público en la década de 1990 como parte de la visita a las casamatas, y alberga actualmente 6 esculturas originales del Puente de Carlos.

9. Castillo de Praga

El Castillo de Praga, fundado por el príncipe Bořivoj en el siglo IX, es el castillo más grande del mundo y el más importante de los monumentos de la República Checa. Bastante alejado de la idea de castillo medieval con aspecto fortificado, el Castillo de Praga está compuesto por un conjunto de hermosos palacios y edificios conectados por pequeñas y pintorescas callejuelas, de las que sobresale el Callejón del Oro, conocido por sus casitas de colores de estilo manierista, entre las que se encuentra la vivienda del famoso escritor Franz Kafka (es la número 22).

Entre los edificios más destacados se encuentran la Catedral de San Vito, el edificio religioso más importante del país; el Palacio Real; la Basílica y el Convento de San Jorge; y el Palacio Lobkowitz, que alberga una de las mejores colecciones de arte privado de la República Checa, con obras de Velázquez, Rubens o Canaletto.

El camino que recomendamos hacer para llegar al castillo es el que comienza en la salida del metro de Malostranská. Si sigues las indicaciones, subirás por unas escaleras desde las que irás intuyendo la silueta de este imponente conjunto.

10. Sinagoga de Jerusalén

La sinagoga de Jerusalén es la única de Praga que todavía está en servicio fuera del antiguo gueto judío, ya que se encuentra en la Ciudad Nueva, cerca de la estación central. Destaca entre el resto de sinagogas praguenses por su tamaño, su estilo morisco y su colorida fachada. 

La sinagoga fue consagrada el 16 de septiembre de 1906 en la festividad de Sinjat Torá, por lo que se trata de la sinagoga más joven de Praga. Al principio fue bautizada con el nombre “del Jubileo” en honor a Francisco José I, el cual celebraba 50 años en el trono cuando se planificó la construcción, a finales del siglo XIX, pero después ha tomado el nombre de la calle en la que se encuentra (Jeruzalémská).  

La sinagoga está abierta al público y ofrece a los visitantes dos exposiciones permanentes: “La comunidad judía de Praga, de 1945 a nuestros días” y “Monumentos judíos y su reconstrucción desde 1989”, que mediante fotografías y documentos de época rememora la historia de la comunidad judía en Praga desde la Segunda Guerra Mundial.

EscribiendoViajes

Deja un comentario